Penjikent, Tayikistán. 22 de septiembre de 2024.
Corrimos con niños locales y cruzamos el río Zarafshon en un puente colgante cuya plataforma estaba hecha de madera mientras el sol se ponía en las legendarias montañas Fann.
TLDR; “demasiado largo, no lo leí”
- ¡Solo quiero correr! Llévame a CORRER.
- Tengo 1 minuto. Llévame a INFORMACIÓN ÚTIL.
- Correr es mi excusa para viajar. Llévame a VIAJE.
- Correr es mi excusa para comer. Llévame a CARBOLOADING.
- Quiero saber qué leer en el avión. Llévame a UN LIBRO.
🌍 El viaje 📷:Qué ver en Tayikistán en un par de días
Nos dirigimos a Penjikent de camino a ver los Siete Lagos, pero Penjikent es una ciudad muy interesante que tiene mucho que ofrecer.
Cuando cruzamos la frontera, ya nos dimos cuenta de que habíamos entrado en un país muy especial. Pardina, nuestra guía local, nos dijo que “los takijs son muy amables” (¡y, spoiler, lo son!), pero una anciana, al enterarse de que una de las integrantes de nuestro grupo tenía 80 años, se sorprendió tanto que la abrazó. ¡Y luego le dio un poco de pan!
Una vez en la ciudad, disfrutamos del ambiente, con calles llenas de vida, caos y colores.
Mezquita y madraza Olim Dodkhokh
Comenzamos nuestra visita en la mezquita y madraza Olim Dodkhokh. Por supuesto, después de haber visitado Samarcanda, esta mezquita es pequeña y sencilla.
Pero tenía un hermoso trabajo en madera y nos dio una idea de la verdadera práctica islámica tayika y uzbeka.
Bazar de Penjikent
Desde allí nos dirigimos al Bazar Panjakent, ¡y qué experiencia!
Al igual que otros bazares, este era muy agradable porque la gente no nos molestaba, nos dejaban ser… ver, tomar fotos, caminar. ¡Las enormes coles y las toneladas de cebollas realmente nos llamaron la atención!
Antiguo Penjikent
Después del almuerzo, nos dirigimos a la antigua Penkijent, cuya historia se remonta a la Edad del Bronce.
Era un día muy soleado y la vista desde las ruinas del río, el pintoresco valle del río Zeravshan y la ciudad moderna era impresionante.
La antigua Penjikent formaba parte del estado de Sogdiana, una civilización iraní que controlaba grandes territorios en Asia Central hace más de mil años, y cuya religión principal era el zoroastrismo.
El Museo Rudaki
Finalmente visitamos el museo Rudaki, donde nuestro guía nos explicó detalladamente datos y cifras de la antigua Penjikent, y vimos frescos antiguos o reliquias de la época soviética.
Los siete lagos
Al día siguiente visitamos los “siete lagos”, que fue el punto culminante de nuestro corto viaje a Tayikistán.
Los Siete Lagos, también conocidos como Haft Kul, son una serie de impresionantes lagos alpinos ubicados en las montañas Fann de Tayikistán.
Cada lago es famoso por su color único y su paisaje impresionante. Advertencia: no es fácil llegar: contratamos a un guía local para que nos llevara y en algunos puntos del camino me asusté bastante.
El primer lago es el lago Iskanderkul, cuyo color es turquesa y lleva el nombre de Alejandro Magno.
El segundo lago es el lago Sari Kul, cuyo color es azul brillante, y es conocido por sus aguas cristalinas y los impresionantes reflejos de los picos circundantes.
El tercer lago es el lago Kulikalon, cuyo color es verde esmeralda.
El cuarto lago es el lago Marguzor, cuyo color varía del azul al verde. Es el más grande de los Siete Lagos y tiene varias playas pequeñas.
El quinto lago es el lago Khurdak, cuyo color es azul oscuro, ofrece un ambiente tranquilo y es perfecto para quienes buscan una experiencia más aislada.
El sexto lago es el lago Sazgari, cuyo color es azul profundo y es conocido por sus espectaculares acantilados y sus impresionantes vistas.
El séptimo lago es el lago Zuzva, cuyo color varía del azul al verde azulado.
🏃♀️ La carrera 🏃♂️
Centro de la ciudad de Penjikent
Era tarde cuando salimos de nuestro hotel en Penjikent para salir a correr por Tayikistán.
El chico de recepción se mostró muy curioso sobre nuestra carrera y nos comentó que él nunca correría, pero que “su novia era muy deportista”. ¡Todos parecían muy amables!
Calculamos perfectamente nuestra carrera, ya que una hora más tarde el sol se puso detrás de las magníficas montañas Fann y oscureció muy rápidamente.
Y una vez que oscurece no se puede salir a correr por la ciudad. Apenas hay luces y en algunos lugares hay alcantarillas abiertas, ¡así que puede resultar peligroso!
Corrimos por la avenida, donde grabamos algunos videos del Monumento a Devashtich.
Y delante de un monumento de aspecto muy soviético (y bastante extraño) en una rotonda.
Penjikent tiene calles muy anchas y no hay demasiada gente, por lo que es bastante bueno para correr. Sin embargo, el tráfico es intenso y hay mucha contaminación.
Pasamos por otra rotonda pintoresca: ¡ésta tenía una enorme tetera y tazas decoradas!
Y en un edificio cercano vimos mosaicos soviéticos, que hoy en día son difíciles de encontrar.
Decidimos bajar hasta el río Zarafshon y ver el puente: el recorrido es de un kilómetro de bajada y después había que subir. ¡Un entrenamiento muy bueno para las piernas!
El puente y el valle del río Zeravshan
Cuando llegamos al puente ¡nos sorprendimos!
Es un puente colgante, bastante macizo, y su tablero estaba hecho de… ¡madera! Nunca habíamos visto algo así.
Había bastante tráfico y los coches se paraban y decían cosas como “¡Hola, amigo!”. ¡En otros coches, los niños nos saludaban con la mano!
Vimos familias cargando hierba o algo parecido en bicicletas, y muchos camiones y coches en muy malas condiciones.
El sol ya se estaba poniendo y el paisaje era absolutamente hermoso: era el valle del río Zeravshan. ¡Qué gran idea haber corrido hasta aquí!
Después de cruzar de ida y vuelta, regresamos a la ciudad, luchando un poco en el ascenso.
¡Allí había una alcantarilla abierta que parecía muy profunda!
Museo Rudaki y… “¡Me encanta Penjikent”!
Luego pasamos corriendo por el Museo Rudaki, que habíamos visto por la tarde. Un grupo de niños estaba jugando al fútbol y empezó a gritar “¡Messi! ¡Messi!”.
Descubrimos que la gente en la calle era amigable y nos miraba como si fuéramos monstruos, pero no de forma agresiva.
Cuando nos acercamos al hotel, nos dimos cuenta de que junto al monumento de Devashtich había un cartel que decía “Amo a Penjikent”. Así que fuimos allí para grabar un vídeo.
Tres chicas nos vieron y empezaron a decirnos “¡Hola, hola!” y nos siguieron. Así que, cuando llegué al cartel y empecé a correr, les pregunté si querían correr conmigo… ¡y lo hicieron! ¡Una de ellas estaba especialmente entusiasmada y era muy competitiva! ¡Me ganó!
Fue un absoluto placer correr con estas chicas felices durante unas cuantas rondas, sonriendo, riendo… ¡Algo que recordaré durante mucho tiempo!
Qué carrera tan bonita y pintoresca en una ciudad tan distante, en muchos sentidos, de lo que estamos acostumbrados.
🍜 Carga de carbohidratos 🍝: Qué comer en Tayikistán si eres corredor
La cocina de Tayikistán incluye varios platos ricos en carbohidratos y proteínas, lo que refleja la dependencia tradicional del país de los cereales, el pan y las verduras ricas en almidón.
Nosotros comimos Plov (plato de arroz), que ya probamos en Uzbekistán, y que se elabora con arroz, carne (normalmente cordero o ternera), zanahorias, cebollas y, a veces, garbanzos o pasas.
No sólo plov, también comimos un par de platos con carne y verduras hervidas que estaban deliciosos:
Y también comimos sopas muy buenas, con queso, arroz y verduras:
Información útil
🏆 Carrera de 5 km en Penjikent, Tayikistán
👟 Urbano: traer zapatos para asfalto.
✅ La posibilidad de ver la vida en la vibrante ciudad de Penjikent; la gente es amigable y te animará mientras corres.
✅ Calles anchas y posibilidad de “personalizar” tu recorrido añadiendo cuestas o simplemente manteniéndolo plano.
Mapa
Un libro
“Hurramabad” de Andrei Volos
Esta novela es una obra importante de la literatura postsoviética y está ambientada en la ciudad ficticia de Hurramabad, que está inspirada en la capital tayika, Dusambé. El libro explora el tumultuoso período que vivió Tayikistán tras el colapso de la Unión Soviética, centrándose en la guerra civil, las tensiones étnicas y las experiencias de los rusos y otras minorías del país. Es una poderosa narrativa sobre la pérdida, el desplazamiento y las complejidades de la identidad.
Resumen de la trama: Hurramabad, ganadora del premio Anti-Booker en 1998, describe la sangrienta lucha nacional y la expulsión de los rusos de Tayikistán tras el colapso de la Unión Soviética. El título es el nombre de una ciudad mítica de alegría y felicidad donde siempre hay abundante agua fresca y sombra. Cuando estalla la guerra civil en el país, muchos rusos se muestran reacios a abandonar su hogar. Pero la vida normal se desvanece gradualmente, sustituida por la atrocidad y la muerte.
