Isla Rey Jorge, Antártida. Marzo 2023
Superando las temibles corrientes del Pasaje de Drake y enfrentándonos a ráfagas de viento azotador, corrimos en los confines del mundo. ¡En la Antártida! Una tierra de glaciares mágicos y colonias de pingüinos saltando en aguas moteadas de hielo.
🌍 El viaje 📷
Buenos Aires
Se buscan hombres para un viaje peligroso. Salarios bajos, frío intenso, largas horas de completa oscuridad. Dudoso retorno seguro. Honor y reconocimiento en caso de éxito.
Anuncio en “The times” de la expedición de Ernest H. Shackleton de 1913
Estas palabras, publicadas por Ernest Shackleton en un anuncio en el periódico “The Times” en 1913, nos fueron mostradas en la cena de “bienvenida” en Buenos Aires…

Pronto nos dimos cuenta de que la mayoría de los participantes en este viaje eran corredores experimentados. El evento no es sólo popular para aquellos que persiguen el desafío de correr un maratón en todos los continentes (“club de los 7 continentes“). También es popular entre quienes “coleccionan” maratones como otros coleccionan sellos. Cuando el director de carrera, Jeff Adams, preguntó si había alguien entre nosotros que hubiera corrido más de 50 maratones, varias personas levantaron la mano. Como si de una subasta se tratase, Jeff subió en el número “¿100, 150, 200? ¿más?" ¡Hasta que un chico confesó que había corrido más de 400!
Yo también había venido al viaje siguiendo mi pasión por correr. Aunque mi verdadero motivo era el anhelo de aventura. Algo que siento desde pequeña, leyendo a Stevenson o a Verne.
En nuestros tiempos de nomadismo digital y turismo de Instagram, hay pocos lugares en la Tierra donde puedas experimentar una sensación de lejanía.
La Antártida es uno.

Ushuaia
Llegamos a Ushuaia, en el extremo más austral del continente americano, volando desde Buenos Aires.
En Buenos Aires, una ola de calor nos obligaría a realizar nuestros últimos entrenos a casi 40°C/104°F. Pero eso no nos desanimó y logramos hacer un par, de los que escribiré en un post dedicado a “correr en Buenos Aires”.
Notamos un gran contraste al bajar del avión en Ushuaia. No sólo por la baja temperatura, sino también por los montes Martial, impresionantes guardianes del enclave:

Ushuaia es una ciudad de fachadas coloridas y una “tradición de hombres fugitivos”, como menciona Javier Reverte en su maravilloso libro “Fronteras”. Ushuaia nació como una prisión, y ahora está decorada con murales sobre la fortaleza de espíritu de los indios yamanes.

El Canal Beagle
Hay varias formas de correr una maratón en el continente antártico. Nosotros elegimos llegar cruzando el Pasaje de Drake, un viaje organizado por Marathon Tours and Travel.
Tuvimos mucha suerte porque nos tocó un barco nuevo y cómodo:
La Ocean Victory!

El barco cuenta incluso con estabilizadores Rolls Royce para mitigar el efecto de las corrientes. En años anteriores, el barco era un antiguo rompehielos ruso.
Algunos todavía cuentan la historia del año 2002 cuando, debido al mal tiempo, los participantes tuvieron que correr la maratón alrededor de la cubierta. ¡Tuvieron que completar más de cuatrocientas vueltas!
Aquí otra imagen donde se puede observar esta belleza de barco:

Pero... después de partir de Ushuaia, habían olas de más de 9 metros de altura golpeando el Pasaje de Drake. Hicieron que el capitán del Ocean's Victory decidiera pasar la noche fondeado en el canal Beagle. El canal toma su nombre del HMS Beagle, el barco en el que viajó Charles Darwin.
De hecho, toda la toponimia de la zona remite a las hazañas de siglos pasados, con una mezcolanza de héroes o villanos. Exploradores, buscadores de fortuna, científicos y piratas. En el mapa se pueden leer nombres como Magallanes, Darwin o Drake. Aunque el verdadero nombre del pasaje es el de Francisco de Hoces, un marinero de Córdoba, España.
Sobre Magallanes, Stefan Zweig dijo en su biografía Magallanes: el hombre y su gesta. “En todo descubrimiento hay un estímulo moral, una fuerza alada del espíritu”
Y, tres días después, cuando estábamos a punto de correr, esperaba que todos pudiéramos contar con nuestra propia “forzada alada” para terminar la carrera.

El pasaje de Drake
¿El Pasaje de Drake? Bueno, supongo que quería agregar otro desafío a nuestra aventura.
Como me mareo durante un paseo en “la Golondrina” por las tranquilas aguas del puerto de Barcelona, decidí cruzar el temible Pasaje de Drake. Y lo hice. Aunque el nivel de pastillas para el mareo que me metí en la sangre bien podría contar como “dopaje”.
El viaje por mar dura dos días, pero afortunadamente el Ocean Victory cuenta con bonitos restaurantes, cómodos salones e incluso un jacuzzi.

Aunque en algunos momentos el viaje se complicó, y tuvimos que superar un alto oleaje. Mucha gente andaba por ahí con parches de náuseas detrás de las orejas. ¡El médico de la expedición incluso tuvo que advertir públicamente a la gente que no usara 2 parches! Al parecer, algunos corredores buscaban hacer su viaje más “alucinante”…
Llegamos a la Antártida
Después de navegar durante más de dos días dónde se encuentran los dos océanos más grandes del mundo, cruzamos la latitud 60 sur y entramos en la Antártida. Y realmente sentí entonces que estaba en tierras remotas.

Justo después de que nuestro barco anclara en Puerto de Mikkelsen. ¡Estábamos en los confines de la Tierra!

Luego navegamos hasta la isla Rey Jorge, poblada sólo por un puñado de bases científicas (¡y pingüinos!). Aunque los rusos han abierto una tienda de souvenirs en su Base de Bellinghausen.
Irónicamente, son los antiguos soviéticos quienes monetizan la disposición a comprar de los pocos visitantes. Venden camisetas, imanes de nevera o souvenirs de pingüinos.

La base de Bellinghausen también tiene una iglesia, la Iglesia de la Santísima Trinidad, una de las ocho iglesias de la Antártida y la ortodoxa oriental más austral.

También aquí, en esta base, ocurrió uno de los pocos delitos en la Antártida. En 2018, un ingeniero ruso atacó a un colega con un cuchillo y lo hirió gravemente.
🏃♀️ La carrera 🏃♂️
Antes

Al fondear, los vientos de casi 40 nudos (más de 74 kilómetros por hora) hicieron que la organización aplazara la carrera, y la dividiera en dos pruebas diferentes en dos días consecutivos.
Tener que esperar aumentó la ansiedad de algún corredor, que no se tomó bien el tapering “forzado”. La ansiedad previa a la carrera aumentaba exponencialmente. Las sonrisas se volvieron más tensas, el compañerismo más forzado y algunos se lanzaron a la barra de cócteles 🍸. Razonando que les habían dado un día más de sobra, supongo 😉. En algunos casos, las facturas del viaje terminarían siendo más dolorosas que el ácido láctico posterior a la carrera.

Una vez llegados a la Isla Rey Jorge no tuvimos que lidiar con el bicho extraterrestre al que los científicos de la película “La cosa" se enfrentaron....
Pero sí nos enfrentamos a condiciones muy adversas.

No sólo las adversidades debidas a la naturaleza. Sino las que dictan los actuales tratados y restricciones para preservar el precario equilibrio natural de la Antártida. Se revisó nuestra ropa para detectar una posible contaminación, se monitorearon de cerca las botellas individuales que llevábamos para hidratarnos y se nos instó a no dejar ningún tipo de 'residuo' humano mientras corríamos.
Sin entrar en detalles, mencionaré que por megafonía nos instaron durante las horas previas a “controlar la ingesta de líquidos”…
La carrera

Primeros kilómetros
La carrera es difícil y algunos incluso se dan por vencidos, desanimados.
En 2023, el año que corrimos, el recorrido consistió en varias vueltas de 7 y pico kilómetros por una de las únicas pistas que existen en el continente. Tres vueltas para los medio maratonistas y seis para los maratonistas.
La pista comienza en la base rusa de Bellinghausen (la que tiene el incidente del apuñalamiento con el cuchillo 😅), llega hasta la Artigas uruguaya y de vuelta.

El primer día todavía vimos el sol. El segundo día, los corredores se enfrentaron a cielos acerados y sombríos y a una lluvia persistente.
En el recorrido encontramos un sinfín de colinas con traicioneras placas de hielo, arroyos de agua que al cabo de unas horas se convierten en ríos y zonas que son auténticos pantanos.

Irónicamente, el barro adherido a los zapatos es uno de los mejores souvenirs que puedes llevarte de tierras antárticas. Al cabo de unos días, podrás rascar los restos de la carrera mientras recuerdas la “hazaña”.
Y en la bahía, donde se había instalado el punto de salida y llegada, unos pingüinos parecían mirar con curiosidad al grupo de corredores locos que daba vueltas arriba y abajo por las costas que son su hogar.

Parte final
No en vano, la organización nos había advertido de estos simpáticos espectadores con unos carteles de “Penguin Crossing”.

Corrimos la media maratón y la distancia “prudente” me permitió disfrutar de la carrera. En ciertos momentos me permití mirar hacia arriba. Algo que no debo aconsejar, ya que será mejor que mires con mucho cuidado por dónde estás pisando…
Me regalé algunos extraños momentos de comunión con el lugar. El hielo eterno de la Antártida se podía ver detrás de colinas de roca oscura, sólo salpicadas del color de hongos amarillentos y lagos de aguas turquesas.
Y tuve la suerte de terminar como la primera corredora del día, algo que no me esperaba y que me llenó de alegría:


Después de la carrera…
Después de la carrera, como si no tuviéramos suficiente aventura 😜, el crucero ofreció la oportunidad de darnos un chapuzón en las gélidas aguas del Océano Antártico:


A 2 ℃/35,6 °F, la experiencia se asemeja a una acupuntura muy dolorosa, potenciada por la adrenalina y rematada con un trago de alcohol.
Durante los días posteriores, pudimos ver algunos de los lugares más maravillosos de la Tierra.

También pusimos pie en el continente en Sierra Cove, donde incluso pude intentar hacer algo de yoga…

Uno de los momentos más destacados del viaje fue cuando montamos en zodiacs en la maravillosa bahía de Mikkelsen, donde “pescamos” un trozo de hielo que tenía mil años. ¡Gracias a ello, esa noche algunos de nuestros compañeros disfrutaron de un whisky con cubitos de hielo milenarios!

En resumen: el maratón antártico es una experiencia maravillosa.
A pesar del frío, las molestias y los obstáculos que suponen el viento y las pistas embarradas.
El honor y el reconocimiento que los hombres de Shackleton buscaban hace cien años se otorgan ahora, no tanto con una medalla, sino con el orgullo de cruzar la línea de meta en una tierra custodiada por interminables glaciares.

Información útil
🏆 Maratón de la Antártida (42K) / Medio Maratón (21K) Primera edición: 1977. Número de corredores: Límite de 100 por carrera. Tiempo límite: 6h 30m para la maratón completa.
⛰️ Dificultad Muy alta. Temperaturas bajo cero, montañoso y con fuertes rachas de viento.
🌐 Sitio web https://www.marathontours.com/
🗓️ En febrero/marzo. Corres entre la base rusa Bellinghausen y la base uruguaya Artigas en la Isla Rey Jorge, una de las únicas zonas de todo el continente que no está cubierta por hielo.
👟 Aunque, a diferencia de otras carreras sobre hielo, los crampones no son necesarios, es importante estar equipado no sólo con la lógica ropa térmica, sino también con capas exteriores que actúen como cortavientos y, a ser posible, calzado Goretex impermeable. Lea aquí el post sobre equipamiento para correr para climas fríos.
🏅 Llegarás a casa con una medalla muy bonita y un maillot de manga larga (de diseño cuestionable). Podrás llevarte a casa las chaquetas que te facilitarán para el desembarco y las excursiones en zodiac.
Pros y contras
✅ Ideal para quienes quieran completar una maratón (y/o media) en cada continente.
✅ Muy bien organizado, con todos los detalles cuidados y con especial atención a los corredores. Viajar a la Península Antártica es una experiencia inolvidable, por sus impresionantes paisajes y su fauna salvaje.
❌ Muy caro: no sólo por el paquete, sino también por comprar el equipo necesario para correr (si no lo tienes) y los vuelos internacionales, que no están incluidos.
❌ Navegar por el Pasaje de Drake pondrá a prueba su estómago y hay un descanso "forzado" de varios días. Correr en cubierta en aguas abiertas no está permitido (por razones obvias para quienes han navegado en tales latitudes) y el gimnasio del Ocean Victory sólo cuenta con una precaria cinta de correr. La carrera es dura, las condiciones meteorológicas no te lo pondrán fácil y existe el riesgo de no terminarla en las seis horas y media marcadas por la organización.

Mapa


Un libro
“¿Quién va allí?”, de John W. Campbell
El libro que inspiró la película “La cosa” es breve, súper ágil y, en algunos puntos, aterrador.

Resumen: La novela corta que formó la base de “The Thing” es el clásico de John W. Campbell sobre un campo de investigación antártico que descubre y descongela el antiguo cuerpo congelado de un extraterrestre en un aterrizaje forzoso. La criatura revive con resultados aterradores, cambiando de forma para asumir la forma exacta de animal y hombre por igual. ¡La paranoia sobreviene cuando un grupo de hombres asustados trabajan para distinguir al amigo del enemigo y destruir la amenaza antes de que desafíe a toda la humanidad!

Para saber mas…
Bebimos agua amarilla, pútrida durante mucho tiempo, y comimos las pieles de buey que hay en el palo mayor para evitar que se dañen las jarcias…. Muchas veces tuvimos que comernos el aserrín de la madera….
Antonio de Pigafetta, cronista de la expedición de Magallanes (1519-1522)
📖 “Manicomio en el fin del mundo”,por Julián Stanton 📖 “Endurance”, por Alfred Lasing 🎬 "La cosa", 1982. 📖 “Scott y Amundsen”, por Roland Hundfort 📖 “Confines”, por Javier Reverte (sólo en español) |
Si correr una maratón en la Antártida te parece difícil, leer la historia de la expedición de Magallanes te hará pensar que es fácilísimo... por comparación.
“Endurance”, de Alfred Lasing
Entre la abundante bibliografía dedicada a la epopeya de “Endurance” de Ernest Shackelton, decidí leer el clásico de Alfred Lasing, que relata cómo el barco encalló en una banquisa en el mar de Weddel en 1907 y toda la tripulación sobrevivió durante más de dos años.
⭐⭐⭐⭐
“Manicomio en el fin del mundo”, de Julian Sancton
Gracias a las conferencias que se impartieron en el Ocean Victory descubrí el magnífico “Manicomio en el fin del mundo”, de Julian Sancton, a medio camino entre un thriller negro y una película de terror blanquísima, que relata cómo transcurrió una expedición belga en 1902 y que acabó muy, muy mal (además, con un joven Amundsen como actor secundario).
⭐⭐⭐⭐
“Scott y Amundsen”, de Roland Hundfort
Para revivir el famoso duelo entre Amundsen y el desafortunado Scott, elegí “Scott y Amundsen” de Roland Hundfort. Es un libro muy extenso y bien documentado, que aun así mantiene la atención del lector. ¡Qué historia tan épica!
⭐⭐⭐⭐